La evolución o avance tecnológico ha cambiado de manera radical las formas y/o los medios de comunicación, y por tanto ha generado nuevas formas de interacción cultural, pero a su vez estas nuevas formas han tenido como consecuencia nuevos problemas. Estos problemas se dan por las diferencias abismales entre aquellos que poseen los medios para mediar la comunicación y el manejo de la información en cuanto a quienes solo pueden limitarse a ser espectadores, no se habla en esta comparación del creciente numero de usuarios – autores. Solo de los puntos mas contrastantes en esta relación.
Teniendo en cuenta lo anterior, puede decirse que el manejo de la información y el control sobre los medios que se emplean para administrarla, es una de las fuentes de poder mas importantes en la actualidad, y por tanto quien tenga la capacidad de manipular la información y entregarla a otros bien sea, a cambio de algo, o mediatizada, o vendida, o simplemente por pregnancia en el espectador; será quien pueda acceder a los medios masivos de producción obteniendo los mejores beneficios a mejor precio.
Como es bien sabido, el diseñador se convierte en un imaginero, estructura información en mensajes visuales, y como también es bien sabido el principal sentido utilizado en la comunicación humana es la visión. Por tanto el diseñador es quien mejor debe articular estructuras comunicativas para insertarlas en la iconosfera.
De tal modo es el diseño, como herramienta o actividad proyectual, en manos del diseñador; un elemento fundamental en la configuración de las relaciones culturales y por tanto económicas en los entornos virtuales.
Por tanto es el diseñador quien define, de acuerdo a sus intereses, cuales serán las características que definirán el significado de un mensaje y las posibles implicaciones que este tendrá en determinado contexto.
Si bien el numero de consumidores de diseño abarca la totalidad de la población, solo un 10 por ciento de esta, lo hace a conciencia y con la voluntad explicita de consumir o invertir en un producto que les brinde beneficios, para el otro porcentaje, o sea la mayoría no queda mas que someterse a imposiciones, e incluso ser victimas de su ignorancia frente a las estructuras comunicaciónales.
El gran dilema del diseñador es que, si bien debería diseñar para la gente, el diseño es una actividad que resulta costosa y son pocos aquellos que están dispuestos a invertir sin recibir nada a cambio.